Esperanza del oeste (2022)
Miré al horizonte
y este me miró de vuelta
Le pregunté su nombre
Y con silencio que aturdía
Con palpable desdicha
Me infundió en el alma
El ardor de la tristeza
Era el llanto occidental
De una montaña imponente
Con la nevada intransigente
Que a sus ojos cubrían
De la plateada arenilla
Pues su ladera anhelaba
El calor del mañana
Cuando el sol se ponía
Ya no tenía la fuerza
Del canto de amaneceres
Que derriten glaciares
Que iluminan ventanales
Y la sed de los grandes mares
Con rayos dorados sacian
Destinada a la noche
Destinada a la obscuridad
Y en un millón de atardeceres
La montaña que dormita
que en mi recuerdo habita
Me hace lamentar
La gran ceguera espiritual
Pues cuando el sol se pone
Y la montaña en decepción
Cierra sus ojos de añoranza
Nace de esa obscuridad
El brillante manto astral
Que no derrite nieve o glaciar
Pero incinera a la ignorancia
No es tu altura lo que congela
Tus párpados y pupilas
Es tu desesperanza fría
La que transforma en hielo
Tus lágrimas de desconsuelo
Que seca la flora de tu falda
Y que tu fuerza marchita
La luna sonríe al ocaso
Pues sabe que su llegada
No es el fin de la luz diurna
Colgará su candelabro
Con mil velas encendidas
En un vestíbulo de promesas
La creación de amaneceres
Escritos
Por Emilio Saldaña Méndez
Contacto
Newsletter
emilio.salmen@elsublimedelirante.com
© 2024. Todos los derechos reservados.