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Esperanza del oeste (2022)

Miré al horizonte

y este me miró de vuelta

Le pregunté su nombre

Y con silencio que aturdía

Con palpable desdicha

Me infundió en el alma

El ardor de la tristeza

Era el llanto occidental

De una montaña imponente

Con la nevada intransigente

Que a sus ojos cubrían

De la plateada arenilla

Pues su ladera anhelaba

El calor del mañana

Cuando el sol se ponía

Ya no tenía la fuerza

Del canto de amaneceres

Que derriten glaciares

Que iluminan ventanales

Y la sed de los grandes mares

Con rayos dorados sacian

Destinada a la noche

Destinada a la obscuridad

Y en un millón de atardeceres

La montaña que dormita

que en mi recuerdo habita

Me hace lamentar

La gran ceguera espiritual

Pues cuando el sol se pone

Y la montaña en decepción

Cierra sus ojos de añoranza

Nace de esa obscuridad

El brillante manto astral

Que no derrite nieve o glaciar

Pero incinera a la ignorancia

No es tu altura lo que congela

Tus párpados y pupilas

Es tu desesperanza fría

La que transforma en hielo

Tus lágrimas de desconsuelo

Que seca la flora de tu falda

Y que tu fuerza marchita

La luna sonríe al ocaso

Pues sabe que su llegada

No es el fin de la luz diurna

Colgará su candelabro

Con mil velas encendidas

En un vestíbulo de promesas

La creación de amaneceres